domingo, 10 de febrero de 2013

Un corazón que late.



Por: Haniel Cáceres Navarro

He tenido que regresar sobre mis pasos para ver de dónde vengo, para definir, a dónde voy. 

Mi historia tiene caminos desandados y ocultos,  verdades no contadas y otras sobrevaloradas, sangre de sus hijos y amor de muchas madres. Mi historia tiene mitos y leyendas, y también, realidades palpables. Hoy he tenido que preguntarle a mi sombra a ver cómo ando para no confundirme. He tenido que lanzar una pregunta frente al espejo para saberme acorde con mi tiempo y con mi gente. Un corazón ha nacido en esta era y ha comenzado a latir en una isla del Caribe. 

Un corazón que viene dispuesto a romper las barreras y esquemas, a modificar un mundo que roza el caos con cada puesta de sol. A ese corazón le llaman SOCIALISMO y se empeña en latir a toda costa.

Algunos lo acogen en su lecho, le abren las puertas y sirven la mesa. Otros, los menos, los que  cierran los ojos a su paso, o al menos se desentienden de su presencia; se esconden en la bruma de la incertidumbre y niegan su progreso. Me arriesgo a unirme al primer grupo, pero no basta con aceptarlo o decirlo, hay que sentirlo en cada despertar, en cada decisión, en cada palabra. Hay que apostar al futuro con la verdad absoluta, sin tapujos ni barreras, hay que sacudirse el polvo de los dogmatismos, y hay que CREAR... 

Luego de ver mi sombra me doy cuenta que hay que cerrar las puertas al silencio otrora impuesto y hoy atado a nuestra conducta. Es tiempo de echar abajo los esquemas engorrosos de un pasado no lejano, aprender de los golpes que se ha dado un corazón nuevo, en un mundo lleno de trabas, y seguir adelante. Es tiempo de FE y de ponerle ganas. Debo cumplir mi propósito, debo ser y hacer, solo entonces podré ser parte de la historia que me trajo a donde estoy, que me dejó soñar y hoy me hace sentirme parte de un mundo totalmente diferente. 

Será el momento de mirar a mi sombra sin la duda de lo incierto, y no tendré que lanzar preguntas al espejo, ni buscar respuestas en el silencio de la historia, pues seré de mi tiempo y de mi gente... y de ese corazón que llamo socialismo.

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